martes, 29 de septiembre de 2009

Cuento: 'El viaje'

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El siguiente cuento me ha llegado por mail. Gracias, Alexiis, por compartirlo con todos. Aquí va:

CUENTO - EL VIAJE

Se dirigían unos camelleros a la ciudad de Damasco. Transportaban sedas, especias, óleos, vino y trigo.

Durante el viaje temían ser asaltados por bandidos, por lo cual habían establecido turnos de vigilancia nocturna.

Al tercer día de camino invitaron a unirse a la caravana a varios camelleros más, que aunque su destino no era Damasco, al menos se protegerían mutuamente durante unos cuantos días.

Al cabo de una semana divisaron un oasis y pensaron que era un buen lugar para acampar un par de días, puesto que lo que transportaban no era perecedero.

Llegaron al oasis y después de saciar la sed pudieron descansar y hablar.

- Yo - dijo uno -, soy mahometano porque el profeta me hizo conocer la palabra de Ala, y sólo pienso en alcanzar el paraíso prometido.

- Yo - dijo otro -, soy judío de religión y desciendo de la estirpe de Josué.

- Yo - dijo otro - soy cristiano, porque mis padres me enseñaron que Jesús era el hijo de Dios y que sus palabras y su evangelio nos llevarían a la derecha del padre.

Así hablaron todos, menos uno, que solo oía y callaba.

De pronto, uno le preguntó:

- ¿Y tú, de qué religión eres?

- De ninguna - respondió -, mis creencias ser refieren a mí mismo y a lo que yo sea capaz de hacer por mí y por los demás.

En ese momento los demás empezaron a tratar de convencerle de que la religión de cada uno era la mejor y que debía profesarla. Así se entabló una violenta discusión acerca de lo buenas que eran unas religiones y lo malas que eran las otras. Cada uno defendía la suya y atacaba a las demás.

El que no tenía religión se levantó en un momento dado y alzando la voz dijo:

- ¡Ay de aquél que solo ve en mí un motivo de discordia porque Yo Soy la Unidad, dice el Señor, vuestro Dios!

Todos callaron y se volvieron a mirarle, entonces le preguntaron:

- ¿Quieres profesar una de nuestras religiones para que acabe la discusión?

Él les dijo:

- Elegiré aquella cuyo Dios sea el más poderoso. Para ello, cada uno caminará sólo, alejado de los demás varios kilómetros, y de aquél que llegue sano y salvo será la religión que adoptaré.

Se miraron unos a otros y agacharon la cabeza avergonzados porque habían descubierto que sólo lo que fueran capaces de hacer por sí mismos y por los demás sería su mayor fortaleza.

Cuando llegaron a destino, todos se hicieron de la religión única, llamada así porque su objetivo es la unidad.

Relatos y Reflexiones

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Grupo Aztlan
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