domingo, 26 de diciembre de 2010

38. Niños "especiales" y Cambio de Era

El siguiente texto lo he copiado de este blog: http://alosguerrerosaccion.blogspot.com/2010/11/38-ninos-especiales-y-cambio-de-era.html

Como ya dijimos, el nacimiento de un niño guerrero puede resultar conflictivo (en la energía por lo menos) pero en realidad esto es así para muchos otros niños, sobretodo si vienen cargados con semillas de novedades que resultan sospechosas para los poderes reacios al cambio.

Estos poderes detestan las semillas nuevas en general, porque suelen traer lo nuevo y, por lo tanto, resultan demasiado impredecibles. Nunca sabes lo que contiene una semilla desconocida hasta que ésta ya ha crecido. Así que hay niños que nacen con semillas de cambios potentes en ámbitos muy diferentes, no solamente guerreros, y van a vivir diversas dificultades relacionadas con los poderes del mundo.

Hay que estar preparados para esto y preservar al máximo, en la energía, tanto los embarazos como los nacimientos y crianzas. ¡De ningún modo un recién nacido es invulnerable! ¡Y de ningún modo existe pleno respeto y alegría, en todos los ámbitos y mundos de la energía posible, por cada nacimiento! Hay que salir de la ingenuidad que cree cosas como “nadie haría daño a un bebé”. O, más aún, “nadie haría daño a un niño tan bueno y tan especial como éste”. Y ya que hablamos a un público especialmente occidental, ¿acaso no habéis leído la historia de Jesucristo y Herodes? Pues bien, por cada liberador potencial que nace, hay un Herodes dispuesto a suprimirlo, matando inocentes a ciegas para destruirlo si es necesario. Herodes simboliza a estos poderes de los que os hemos hablado. No es necesario que se manifiesten de manera palpable y evidente alrededor de un niño para actuar sobre él. Pueden manejar muy bien, si lo desean, a terceras personas cercanas al niño para que lo hieran o por lo menos lo marquen, lo graben o programen.

Sí, sabemos que hoy en día existe un aluvión de libros, mensajes y comunicados alegres y positivos sobre los famosos “niños índigo” y demás calificaciones que se han dado a niños con un potencial que se considera “especial”, rompedor, renovador…Pero estos comunicados están repletos de verdades a medias, distorsiones y una ingenuidad que raya en la imprudencia y la locura. Nadie se hace eco del lado sombrío que rodea a los niños “especiales”. Existe pavor en vuestra sociedad (sobretodo en la corriente llamada de la “Nueva Era”) a reconocer el lado feo, siniestro y amenazador de las cosas, así que se piensa, muy equivocadamente, que basta con amar y pensar positivo para que un niño índigo nazca…y luego, para que crezca y se desarrolle bien, sin distorsiones.

Para empezar, hay que corregir la percepción de que los "niños índigo", entendidos como "niños con un potencial especial para tranformar el mundo para bien" son cosa moderna. Eso es propaganda imperial, ni más ni menos, que os han vendido mezclada con otra información correcta ¿Recordáis la advertencia acerca de la corrupción de los mensajeros, retransmisores y/o canalizadores de información? Bien, pues éste es un ejemplo de mentiras mezcladas con verdad, a pesar de la buena fe de los mensajeros. En nuestra opinión, a los mensajeros les faltó contacto con “el campo de batalla”, donde se ven las cosas peores y más sucias.

Nosotros, Guerreros, siempre vamos y venimos de las batallas y focos de infección, y por eso nuestras noticias son menos agradables y edulcoradas que las que proceden de otros canales informativos lejanos a la Fuerza de Defensa. Sabemos que nuestra visión no es agradable, pero es necesaria para equilibrar a la otra y, así, permitir a algunos padres ponerse en guardia ante algunas amenazas y cuidar más la protección psíquica de su familia, por ejemplo.

Pero decíamos que la propaganda de los “niños índigo” es una medio verdad distorsionada, y vamos a explicaros más, para que lo entendáis. Lo que se pretende con todo esto es haceros creer, para empezar, que sólo algunos niños pueden cambiar las cosas. Luego, os hacen creer que antes de ahora casi no había niños así (salvo excepciones rarísimas) y que hoy, en cambio nacen muchos. Por consiguiente estaría en ciernes un cambio social y espiritual asegurado. Según esta propaganda, en breve todos lo viviremos, seremos felices y comeremos perdices, etc. Pues bien, no esto es verdad. Ni el cambio será breve, ni se hará sin dificultades, ni dependerá exclusivamente de algunos niños etiquetados como "especiales" que nacen ahora.

En primer lugar, todos los niños, sean como sean, traen en si semillas de cambio potencial. Hablando con lenguaje mítico, cada niño es un Cristo en potencia, pero la clave de que se desarrolle como tal está más en que pueda vivir plena y sanamente su crecimiento y maduración que en otra cosa. Cuando colectivos humanos enteros se enfocan en que sólo ciertos niños pueden “hacer algo” significativo por el bien, están restando poder a los demás. Esto no es bueno. Además, están sobredimensionando, por lo general, el poder del niño llamado “especial”, lo cual tampoco suele ser bueno. En el mejor de los casos, a esa criatura le sobrevendrá una hinchazón de eso que llamáis “ego”. En el peor de los casos, se volverá un tirano, un caprichoso o incluso un frustrado, pues se habrá acostumbrado a que los demás le consideren especial y superior al resto de niños. De modo que no tolerará que sus deseos no se cumplan, o que alguien intente corregirle en algo.

Además, cada niño nace en un contexto diferente y en algunos lugares y tiempos no es necesario un cambio espectacular, ni una labor despampanante y rompedora, sino una acción dulce, discreta, sin alardes de rarezas ni gran ruido. Actuar así es ser tan “crístico” como quien viene haciendo milagros a lo grande. ¡No deberíais dar crédito por encima de todas las cosas a los Grandes Efectos Especiales! Esa actitud es totalmente infantil y es lo que ha hecho que, como humanidad, fuerais engañados tantas veces por el Imperio en alguno de sus muchos rostros.

No deberíais buscar los Grandes Efectos Especiales, los milagros aparatosos, ni las manifestaciones fenoménicas fuera de lo normal. Tampoco deberíais tomarlos como garantía de verdad. Pensad que, con Grandes Efectos Especiales, también se hace publicidad, y pensad que quien quiera dominaros querrá hacer mucha y muy gran publicidad, que sea bien sonada, bien aparatosa, bien apabullante. Mientras la gente crea que la acción de Dios está más en lo altisonante que en lo discreto, caerán como moscas ante los engaños tendidos ante ellos. Y no es que la gracia divina no pueda manifestar milagros y cosas espectaculares en vuestro mundo, pero también puede no hacerlo y actuar igualmente.

Pensadlo. ¿Cómo vais a discernir el origen de una manifestación espectacular, si os pierde el entusiasmo ante lo aparatoso? Respecto a los niños ¿cómo vais a educarles con discernimiento, si os inclináis ante los “dones” especiales que algunos niños parecen traer consigo, tendiendo a considerarlos como manifestaciones de un mayor nivel espiritual?

Si os quedáis pasmados y sobrecogidos antes ciertas demostraciones de “poder personal” que algunos niños traen consigo, no seréis capaces de educarlos objetivamente ni con serenidad. Demasiado pronto esos niños aprenderán que, si hacen ciertas cosas, los adultos van a estar predispuestos a hacerles caso. En esta situación, muy fácilmente pueden desviarse del camino del “bien” que sus padres dicen desear para ellos.

Pero la triste realidad es que muchos padres no desean este bien para sus hijos, o no en primer término. Prefieren obtener la fama y el reconocimiento de su comunidad, o de su grupo espiritual, gracias a ser padres de ese pequeño fenómeno: “¡Mirad qué niño más especial tenemos!” Esta es una manera de cosechar energía/poder personal para sí mismos, utilizando a su hijo/a como señuelo. ¡Es una gran perversión, ésta, y pasa muy desapercibida!

Por otro lado, tener capacidades de ésas que llamáis “extrasensoriales” no significa, en absoluto, tener una mayor visión espiritual ni un corazón entregado con pureza a Dios y al servicio. Quien tiene tales raras capacidades, puede caer en servirse únicamente a si mismo, por ejemplo. Otras veces puede caer en la confusión, las dudas y la perplejidad ante un mundo de adultos que ni comparte sus dones, ni los entiende. Entonces surge el sufrimiento porque este niño no encuentra quién les pueda guiar de veras. ¡ Y TODOS los niños NECESITAN ser guiados! Por muy adultos que parezcan a veces, no dejan de ser niños, es decir: personas en vías de desarrollarse, personas más vulnerables que la media, personas que empiezan a aprender lo que significa vivir aquí.

Vamos a decir algo que aún os resultará más inquietante, pero que también sucede en ocasiones: Hay niños que nacen con grandes capacidades y dones “especiales” y que no vienen con una vocación precisamente de servicio a los demás…o no a todos. Pues, aunque todos los niños son concebidos en el seno divino con igual pureza y bien, en el trayecto hasta la encarnación algunos se “pierden". Son pervertidos por ciertos poderes, (a veces heredados desde sus padres o ancestros) que los hacen “suyos”, adscritos a sus filas. Entonces, incluso pueden nacer niños con "dones" espectaculares pero con tendencias “poco humanitarias” por así decirlo, tendencias racistas, clasistas, etc., y si no se corrigen estas gracias a la guía de los padres, malo. En otras ocasiones, un niño nace puro pero se contamina y pervierte después. En definitiva, hacer alarde de dones y capacidades sensitivas especiales ¡no debería pareceros una garantía de que ese niño sea espiritualmente “mejor” ni “más avanzado” que el resto! Sencillamente significa que su educación deberá esmerarse mucho en ciertos puntos.

Más cosas. Si realmente nace un niño muy entregado a Dios, muy puro, que además posee visibles capacidades sensoriales superiores a la media, tened mucho cuidado de no hacer propaganda de ello. Recordad la leyenda de Herodes. Al poder establecido y oculto tras el telón no le gusta que nazcan niños que puedan cambiar las cosas. Y si tienen capacidades extra, ¡peor! Razón de más para buscarlos, identificarlos, y suprimirlos, herirlos, caparlos o enfermarlos. Padres, extremad las precauciones si os nacen hijos así.

Preguntaréis ¿Cómo? ¿Qué podemos hacer? Os daremos una receta que resulta casi siempre efectiva: Aprended un nuevo modo de vivir, el de la discreción. Renunciad, si amáis verdaderamente a vuestros hijos, a estar en el punto de mira de muchos, por lo menos hasta que éstos crezcan. Haced como el prudente José, que supo, por sus sueños, que debía huir a Egipto con María y el niño. Esto significa que lo mejor es una retirada prudencial. No estamos hablando de un acto cobarde, sino sabio. Esta retirada es lo que permitió a Jesús crecer sin mayores altercados y desarrollarse como una persona equilibrada, normal y corriente. Sí: normal y corriente…¡que no es nada malo, sino algo muy bueno para un niño!

Otro punto feo de la propaganda acerca de los llamados "niños índigo" y demás es que miente acerca de que este es un fenómeno nuevo. En realidad ni siquiera es un fenómeno. La venida de niños con ciertas características ha existido SIEMPRE. Dios no tiene a su creación abandonada, dejándola huérfana de semillas de cambio durante unas eras, y metiéndole prisa en otras. Eso son tonterías. Siempre han nacido niños con dones especialmente humanitarios y con grandes capacidades para cambiar las cosas, sólo que han actuado en sus contextos, y cada tiempo es diferente. También es cierto que hasta ahora no se hablaba de ello casi, o no se hacía en estos términos ni se reconocía como fenómeno masivo. La aceleración de la comunicación global genera la sensación de que esto sucede más ahora, pero no es verdad.

En realidad, muchos de estos niños han pasado desapercibidos, pues han vivido sin dejar huella en los libros de historia, ciencias o religión, y no por ello su efecto en la sociedad que los vio vivir fue menos impactante. Vuestros libros no contienen todo, ni siquiera la décima parte, de lo que la humanidad ha vivido. Otros niños no tuvieron tanta suerte y padecieron bastante. Muchos no pudieron desarrollarse bien. Otros murieron antes de poder intentar nada. Occidentales: ¿Habéis oído la parábola cristiana del sembrador y las semillas? Cada una cae donde cae, y no todas logran vivir la plenitud. Pero no es por “su culpa”. Muy a menudo las cosas se intentan, se arriesga uno, y luego la cosa sale como sale. Hay muchos factores externos incidiendo en el desarrollo de un niño, no todo depende de su potencial interno.

Al Imperio le gusta que la gente crea que los niños “especiales” sólo son unos pocos, y que sólo nacen hoy. ¿Por qué? Pues porque así la gente se confía, baja la guardia y se cree en el umbral de un cambio espiritual global incuestionable y asegurado. Pero nada de esto es cierto, o no es exactamente como os lo pintan. En realidad, la mayor parte de estos niños marcados con el sello social de “especiales” van a padecer mucho si sus padres no tienen en cuenta estas cuestiones (de sentido común) que hemos mencionado. Con lo cual su acción renovadora y liberadora del mundo está por verse. Eso para empezar. Para continuar, no hay nada como una fecha o umbral fijo que vayamos a cruzar como especie. Os confunde el concepto del tiempo lineal, por eso pensais que se trata de traspasar unas fechas concretas y ¡zas!, empezar a vivir en la era “ascendida”.

En esta época sí es cierto que se culminan o completan una serie de procesos colectivos humanos, pero eso no significa que, inmediata y globalmente, TODA la humanidad vaya a cambiar en cierta dirección, ni mucho menos. La mayor parte de procesos culminantes o de “fin de ciclo” resultarán más bien dolorosos para muchos pueblos, que no están viviendo precisamente la liberación espiritual sino el exterminio y la caída en ciertos infiernos (como por ejemplo, tantos indígenas que son masacrados y mal muertos por los poderes imperiales de guante blanco en diferentes continentes)

Estas muertes masivas llenas de crueldad y sufrimiento saturan el campo de energía colectivo del ser humano, tanto como las meditaciones en pro del "bien" de ciertos colectivos bien intencionados. Estos colectivos, por otra parte, suelen encontrarse en los llamados “países civilizados”, que a menudo no están viviendo tantas dificultades y penurias. Lo que queremos decir es, pues, que tal vez estais creyendo que globalmente se vive o se vivirá lo que vosotros vivís individualmente (o en un colectivo pequeño), si lo comparamos con el todo humano terrestre. La propaganda “Nueva Era” surge de la acomodada sociedad occidental. ¡Es menos de la décima parte del planeta quien cree y vive esta clase de cosas relativas a un cambio de era que asegurará, en pocos años, una nueva y mejor vida para todos! Que miles de personas sigan ciertas doctrinas y compren ciertos libros no significa nada más que eso. Es su creencia, resultante de sus vivencias, de su contexto, de sus lecturas. Para otros colectivos del mundo, las cosas son diferentes.

Y aunque estas teorías acerca de una “ascensión masiva” han absorbido profecías de pueblos indígenas para justificarse, en realidad no dejan de ser pastiches realizados desde una visión parcial, hija del Imperio. Para muchísimas personas en el mundo, ni siquiera existe un acceso a la educación, ni mucho menos a los grupos espirituales y/o de cambio interno que crecen en otras partes del mundo. Muchos pueblos perecen condenados de la peor manera posible. Las guerras y las hambrunas se suceden en rincones del mundo, dejando un rastro infernal. ¿Y creéis, aún, que esto desaparecerá de un plumazo de la energía planetaria? Es imposible. El cambio augurado, no decimos que nunca vaya a suceder, sino que no puede producirse sin el dolor de muchos. Habrá tensiones y habrá guerras.

¿Creéis que no va a tener consecuencias ese sufrimiento, que no deja una huella, que no importa? Incluso se llega a creer que si hay muertes masivas (debidas a catástrofes climáticas o geológicas, por ejemplo), no pasa nada, ¡es limpieza y santas pascuas, mejor para el planeta y para todos! Eso sí, que no me toque a mí “ser limpiado”.

Pues bien, tal vez sí sea limpieza terrestre, o tal vez no, pero en todo caso el sufrimiento importa. La huella del dolor humano que esas catástrofes deja tras de sí no sólo existe, sino que permanece en tanto que no sea atendida y sanada. Y esto, creednos, puede tardar muchos “años” de vuestro tiempo en suceder. Incluso siglos. Entonces ¿dónde está ese umbral de cambio definitivo que vamos a cruzar como especie? ¿Realmente creéis que va a suceder en pocos años? ¡Ilusos! Estas propagandas son todas hijas del Imperio, que logra, en su astucia, vestirse hasta de “sabiduría indígena” para dar el pego, y utilizar los ecos de profecías antiguas que son muy malinterpretadas.

Todo esto os enseña a ver la realidad colectiva mundial únicamente desde la perspectiva de la civilización que conocéis, y os tapa los ojos ante realidades sociales difíciles o que os resultan desagradables. Además, esta propaganda impulsa a muchos a quedarse de brazos cruzados, únicamente rezando, meditando o esperando sin más. Claro, no hace falta actuar de otra manera, porque total, ya sabemos que en el año tal todos daremos el salto y ¡pum!, esas cosas horribles dejarán de ser, o sucederán sólo para que el bien reine en el mundo, y amén.

Desde luego, los profetas que se hacen eco de esto no nos han consultado a nosotros. Los que estamos en el frente de guerra sabemos que las cosas, si acaso, van a ponerse próximamente peor. ¿Y por qué? Porque los procesos que ciertas sociedades y colectivos culminan les ponen automáticamente en encrucijadas. Es lo que sucede de manera natural. Cuando cumples un desarrollo se termina una etapa y toca elegir hacia dónde ir, o iniciar una nueva etapa. Es entonces cuando se ponen más reñidas las cosas en el ámbito de energías y espiritualidad. En la encrucijada, como su nombre indica, se pueden desatar batallas de energías y consciencias presionando en diferentes direcciones. La tentación está asegurada.

Es como lo que se cuenta en las leyendas de los santones y místicos. Justo cuando decidían entregarse a Dios, se sucedían toda clase de ofertas propagandísticas y engañosas con un fin: desviarlos de su vocación, atraerlos hacia los cauces de siempre bajo formas diferentes, etc. Entonces, no es que lo pronostiquemos nosotros. La propia naturaleza de las cosas os dice lo que sucederá a continuación, cuando se culminen algunos procesos de algunos colectivos humanos. Se entablarán guerras feroces, por lo menos en el mundo “de las energías”, entre los poderes que se disputan el timón de los colectivos humanos y, por consiguiente, de la humanidad y de la Tierra. Pues el destino de unos, especialmente si son de la clase “dominante”, afecta a la larga a todos.

Entonces, si al poder Imperial le interesa que creáis en los “niños índigo”, entendidos como las garantías de un cambio humano colectivo e inminente “para bien”, sobretodo es por una razón: para que bajéis la guardia y dejéis de ver otras cosas que suceden en el mundo, a vuestro alrededor y también en vuestro interior. Proyectar hacia unas pocas personitas recién nacidas la responsabilidad del cambio futuro de las cosas es una manera efectiva, no sólo de deformar a esos seres haciéndoles asumir mayor peso y “yo” del que deberían, sino también de despistar a los adultos de lo que se cuece actualmente y de adormercerlos en un no-hacer improductivo.

A la “Nueva Era” le gusta demasiado creer que sólo con pensamiento positivo el sufrimiento de los exterminados va a desaparecer o, sencillamente, no tiene lugar ahora. En realidad esto es falso. No basta con desear, no basta con rezar, no basta con meditar. Eso está bien, pero además hay que actuar, y hacerlo con conocimiento de causa. Nosotros, Guerreros, somos especialmente activos, de ahí que el acento de nuestro mensaje esté en recordar la gran necesidad de actos que hay en el mundo.

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